
1 litro de leche (puede ser leche entera o leche descremada, según tus preferencias)
3 cucharadas de yogur natural con cultivos activos (como iniciador)
Opcional: 1 cucharadita de extracto de vainilla o miel para endulzar
Instrucciones:
Calienta la leche en una olla a fuego medio hasta que alcance aproximadamente los 82°C. Esto ayuda a matar bacterias no deseadas y a activar las proteínas que dan la textura al yogur.
Deja que la leche se enfríe hasta que alcance una temperatura de alrededor de 43°C. Puedes acelerar este proceso colocando la olla en un baño de agua fría.
En un tazón pequeño, mezcla las 3 cucharadas de yogur natural con un par de cucharadas de la leche tibia. Revuelve bien y luego agrégalo de nuevo a la olla con el resto de la leche.
Opcionalmente, añade el extracto de vainilla o miel para endulzar según tu preferencia.
Vierte la mezcla en frascos de vidrio o en un recipiente grande, cúbrelo con una tapa y colócalo en un lugar cálido y oscuro durante la noche o al menos durante 6-8 horas, permitiendo que el yogur se fermente y espese.
Una vez que el yogur esté listo, refrigéralo durante varias horas para que adquiera la consistencia deseada.
Para convertirlo en yogur griego, coloca el yogur en un colador forrado con una gasa o un paño de cocina durante 2-4 horas o hasta que alcance la consistencia espesa deseada. Este proceso elimina el suero, dejándote con un yogur griego cremoso y delicioso.
¡Ahora puedes disfrutar de tu yogur griego casero con frutas, miel o granola!