Oración Contra Todo Mal: La Poderosa Invocación de Protección

La Oración Contra Todo Mal es una poderosa invocación que busca la protección divina y la purificación de influencias malignas. En esta oración, el creyente se dirige al Espíritu del Señor, a la Santísima Trinidad, a la Virgen Inmaculada, a los ángeles, arcángeles y santos del paraíso en busca de ayuda y protección contra todas las fuerzas del mal que puedan acechar.

Espíritu del Señor, Espíritu de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Santísima Trinidad,
Virgen Inmaculada, ángeles, arcángeles y santos del paraíso,
Descended sobre mí.

En esta apertura, el orador invoca la presencia divina en todas sus formas, buscando su guía y protección.

Fúndeme, Señor, modélame, lléname de ti, utilízame.

Esta parte de la oración refleja el deseo de estar en armonía con la voluntad de Dios y ser un instrumento de su amor y gracia.

Expulsa de mí todas las fuerzas del mal, aniquílalas, destrúyelas, para que yo pueda estar bien y hacer el bien.

Aquí, el orador solicita la expulsión y destrucción de todas las influencias malignas que puedan afectar su bienestar y su capacidad para hacer el bien en el mundo.

Expulsa de mí los maleficios, las brujerías, la magia negra, las misas negras, los hechizos, las ataduras, las maldiciones y el mal de ojo; la infestación diabólica, la posesión diabólica y la obsesión y perfidia; todo lo que es mal, pecado, envidia, celos y perfidia; la enfermedad física, psíquica, moral, espiritual y diabólica.

En esta sección, se enumeran una serie de males que se desean expulsar y destruir. Esto incluye maleficios, brujerías, magia negra, maldiciones y otros tipos de influencias negativas, tanto espirituales como físicas.

Quema todos estos males en el infierno, para que nunca más me toquen a mí ni a ninguna otra criatura en el mundo.

La oración busca la completa eliminación de estas fuerzas malignas y su envío al infierno, de modo que ya no puedan afectar al orador ni a ninguna otra criatura.

Ordeno y mando con la fuerza de Dios omnipotente, en nombre de Jesucristo Salvador, por intercesión de la Virgen Inmaculada, a todos los espíritus inmundos, a todas las presencias que me molestan, que me abandonen inmediatamente, que me abandonen definitivamente y que se vayan al infierno eterno, encadenados por San Miguel Arcángel, por San Gabriel, por San Rafael, por nuestros ángeles custodios, aplastados bajo el talón de la Virgen Santísima Inmaculada.

En esta última parte de la oración, el orador emite un fuerte mandato en nombre de Dios, Jesucristo y la Virgen Inmaculada para que las influencias malignas sean expulsadas y castigadas. Se invoca la protección de los arcángeles y ángeles custodios para asegurar que esta orden se cumpla.

Amén.

La oración concluye con un “Amén”, que es una expresión de fe y confirmación de la invocación realizada.

Esta oración es un ejemplo de una poderosa herramienta espiritual utilizada por aquellos que buscan protección y purificación contra influencias malignas en sus vidas.

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