10 SEÑALES DE DAÑO EN EL HÍGADO

El hígado es un órgano esencial para la supervivencia. Esta estructura, con unos 25 centímetros de anchura y 1600 gramos de peso medio, procesa cada hora cerca de 100 litros de sangre. En su incansable trabajo, el hígado regula los niveles químicos en la sangre, produce la bilis, ayuda a transportar sustancias de desecho y descomponer las grasas, sintetiza colesterol y proteinas especiales, procesa la hemoglobina, convierte el amoniaco nocivo en urea, depura fármacos y regula la coagulación sanguínea, entre otras muchas cosas.

Por desgracia, el hígado puede verse dañado por múltiples condiciones y adicciones. Cuando los tejidos de este órgano se ven comprometidos de forma irreversible, se produce una cicatrización (fibrosis) y se pierde su arquitectura y funcionalidad normal. Este evento se conoce como cirrosis hepática y puede deberse a infecciones virales (hepatitis), acumulación de grasas en el hígado, fibrosis quística y, sobre todo, la toma excesiva de alcohol. Si el consumo alcohólico supera los 230 g/día durante 20 años, el riesgo de cirrosis se aproxima al 50 %.

Según fuentes epidemiológicas, se estima que más de 50 millones de personas viven con una enfermedad hepática crónica en todo el mundo. La prevalencia global de la cirrosis es de 4,5-9,5 % de la población, una cifra nada desdeñable. En las siguientes líneas, recogemos 10 posibles señales de un daño en el hígado. La detección temprana es esencial para evitar que el hígado pierda su funcionalidad completamente.

1. Piel amarilla (ictericia)

La ictericia es uno de los signos de daño hepático por excelencia. Como resultado normal del proceso de degradación de los glóbulos rojos, se produce un pigmento biliar de color amarillo conocido como bilirrubina. La bilirrubina viaja por la sangre y en su forma conjugada​ se excreta del hígado a través de los conductos biliares y císticos como parte de la bilis. Si este órgano no funciona bien, es posible que se acumule bilirrubina en los distintos tejidos del cuerpo.

En la ictericia, la piel y el tejido blanco del ojo (esclerótica) se vuelven de tono amarillento. Más allá de esta coloración anormal, el cuadro de ictericia por sí solo provoca pocos síntomas y signos clínicos. De todas formas, y como veremos en líneas venideras, el daño hepático se puede manifestar de otras muchas formas. Este cuadro se hace clínicamente evidente cuando la bilirrubina en sangre es mayor de 2-3 mg/dL.

2. Hinchazón abdominal (ascitis)

El término ascitis designa una cantidad anormal de líquido en la cavidad abdominal, específicamente en el espacio que existe entre el revestimiento del abdomen y los órganos. Este cuadro clínico ocurre como resultado de la presión alta en algunas venas del hígado y niveles reducidos de albúmina en sangre. Aunque la tripa del paciente con ascitis típico está abultada, se suele experimentar una rápida pérdida de peso. También es posible presentar falta de aliento e hinchazón de las extremidades inferiores.

3. Picor de la piel

El picor de la piel es un síntoma poco común en las cirrosis de origen alcohólico y en la cirrosis por hígado graso. De todas formas, sí se hace más habitual en otros tipos de enfermedades hepáticas, como la cirrosis biliar primaria (PBC), la colangitis esclerosante primaria (PSC) y la colestasis intrahepática del embarazo. Esto podría deberse a un aumento de los niveles de sales biliares acumulados debajo de la piel.

4. Arañas vasculares (angiomas aracniformes)

Las arañas vasculares, mejor conocidas a nivel médico como angiomas aracniformes, son pequeñas manchas en la piel de tono rojo intenso formadas por un vaso sanguíneo central rodeado de capilares. Es la ramificación de estos capilares, también dilatados, lo que le otorga a la lesión ese aspecto de arácnido. Suelen medir menos de medio centímetro de diámetro y son inocuas por sí solas, pero en ciertas ocasiones son indicio de un fallo orgánico. Es importante recalcar, de todas formas, que no todas las personas con arañas vasculares tienen un problema en el hígado.

5. Sangrado y moratones abundantes

Cuando el hígado está dañado, no se producen las cantidades adecuadas de proteinas coagulantes. Esto hace que aparezcan moratones y sangrados con facilidad y en situaciones en las que no debería ocurrir. Desde luego, este síntoma no debe tomarse por sí solo como un indicio de fallo hepático, pero si se presenta con otros de los anteriores o venideros sí puede ayudar a afinar el diagnóstico.

6. Fatiga

Según estudios, hasta el 10 % de la población global padece fatiga crónica. No es de extrañar, pues múltiples patologías y trastornos conllevan cansancio, debilidad y confusión generalizada. La fatiga es, además, el síntoma más reportado en pacientes con una enfermedad hepática. Aunque la causa exacta de este evento no sea del todo conocida, parecen estar implicados ciertos cambios en la neurotransmisión central, los cuales resultan de la señalización entre el hígado enfermo y el cerebro.

7. Pérdida de peso

Como hemos dicho en líneas previas, la pérdida de peso es otra de las señales claras de daño en el hígado. Este órgano juega un papel esencial en el aparato digestivo y sus dinámicas, por lo que no es de extrañar que el apetito se vea disminuido en pacientes con problemas hepáticos y, por ende, se baje de peso de forma drástica y rápida. En general, bajar mucho de peso sin proponérselo en poco tiempo suele ser una mala señal.

8. Hinchazón de los pies

La hinchazón de los pies es uno de los síntomas claros de una enfermedad hepática severa. El mismo evento fisiológico que causa la ascitis puede provocar la acumulación de líquido en las extremidades inferiores, formando edemas. La piel de la zona afectada puede mostrarse estirada o brillante y sentirse pesada al movimiento.

9. Cambios en la orina

El color de la orina puede variar de marrón a ámbar e incluso naranja debido a la acumulación de bilirrubina en el organismo. Esto puede ser señal inflamación y otras anormalidades en las células del tejido hepático, pero también de un bloqueo en las vías biliares.

10. Heces pálidas

Las heces normales son de color marronáceo/chocolate. En caso de que sean de tono pálido u arcilloso, es momento de sospechar de un problema en el hígado, la vesícula biliar o el páncreas. Cuando el organismo funciona de manera normal, las sales biliares son liberadas por el hígado, lo que le da el color oscurecido a las deposiciones humanas. Si este órgano no produce suficiente bilis, las heces aparecen claras y se acumula bilirrubina en el cuerpo.

11. Vomitar sangre

Sin duda, vomitar sangre es un síntoma que implica un fallo grave en el cuerpo en todos los casos. También conocido como hematemesis, este evento puede estar causado por la aparición de varices esofágicas, las cuales se desarrollan si el flujo de sangre al hígado se bloquea por un coágulo o la aparición de tejido cicatricial (cirrosis). Este signo clínico requiere de atención médica inmediata.

12. Dolor en la parte derecha del abdomen

El hígado está situado en la parte superior derecha del abdomen, cerca del estómago, los intestinos, el páncreas y la vesícula biliar. El dolor en la sección derecha abdominal es un síntoma inespecífico común en las personas con enfermedad hepática. Este se suele describir como incómodo y constante, acercándose incluso a la zona de la boca del estómago.

Las señales de daño en el hígado son múltiples y no siempre se observan a simple vista. Para detectar cualquier tipo de fallo hepático a tiempo, es necesario realizarse las analíticas de sangre pertinentes y, si es necesario, técnicas de diagnóstico por imagen.

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